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Techo de menos

  • Writer: Escritura Virulenta
    Escritura Virulenta
  • Nov 28, 2020
  • 1 min read

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Pienso pero no te lo digo: Aquí estás a salvo, te haré un hueco en la humedad de mi casa. Recorreremos cada uno por su lado los miles de centímetros que van desde tu mano a la mía cuando estamos tumbados, en esa frontera de pieles tenemos que entregar nuestra documentación y nuestra declaración de intenciones. Estoy cansada, en realidad, de volver a buscar con mi mano otra mano, tengo miedo a encontrarme de nuevo la de un maniquí o la mano que está siempre ondeándose en adiós. Pero te miro y estás tan quieto y respirando, que vuelvo igualmente a arrastrar mi mano hacia el encuentro de la tuya, no sé si con la intención de entrelazar los dedos cuando llegue o la otra versión, el encaje de palmas. Te quiero preguntar de qué versión eres tú pero me da vergüenza, o más bien miedo, que no seamos de la misma, que mi brazo quede por debajo del tuyo cuando estemos de parado y no seamos un reloj suizo caminando por la plaza. Entonces quiero tumbarme, no poner en riesgo la verdad. Todo es más fácil desde la cama, horizontales, descansando el cuerpo, mirando al techo. Techo de menos, dijiste. Me pregunto qué de cosas no merece la pena nombrar, qué ideas realmente pueden convocarse. Creo que ya te lo he dicho todo con el cuerpo pero al mundo ya le he dicho que le pertenezco, animal y persona.

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Escritura Virulenta   2020

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