Pensamientos Fritos
- Escritura Virulenta
- Apr 4, 2020
- 2 min read
Updated: Apr 20, 2020
Nunca me sentí más abundante y libre que en momentos de tragedia. Valorando un vaso de vino, un pedazo de pan, una cama, un libro. Cagándome en mis propias exigencias.

Decidí no pensar en algo que no podemos controlar y, honestamente, no se si hago bien o hago mal. Pero no tengo salida. No la tiene nadie. Cada uno ha sido confinado en el reducto de su soledad más restringida: soledad y tiempo libre. Restringida, negada, tapada, liberada. Injusta, eterna, obligada. Tomo flores de Bach para la ansiedad. No extraño absolutamente a nadie. Nunca me sentí más abundante y libre que en momentos de tragedia. Valorando un vaso de vino, un pedazo de pan, una cama, un libro. Cagándome en mis propias exigencias alojadas en mi cuerpo ahora por órden ajena confinado y liberando mis pensamientos para hacerlos viajar, solos, desnudos. Multiorgásmicos. Fritos. Oscuros. Pensamientos subsidiados por un virus letal, virus que podría matarme. Quién sabe ¿Podría morir yo a causa de este virus? ¿Estoy simplemente experimentando un simulacro apocalíptico? Arrimo la puerta, Paloma trabaja, bajo la persiana, prendo una lámpara a mitad del día. Hago un té. Sueño con los ojos abiertos. El confinamiento me ha hecho abrazar cierta mansedumbre. ¿Quién seré cuando todo esto pase? Me recuesto desde la punta de mi cama con los pies en la cabecera. Rodeo con mis brazos una almohada. Todo es caos y calma. Conozco esta sensación; cuando viajo en avión no le tengo miedo a la muerte. El hecho de despegar del piso me hace sentir ¡tan viva! o bien, ¡tan muerta! -- Mamá me grita desde el otro cuarto : “ordena tus juguetes”. Pienso, tiesa, que todo va muy rápido; estamos juntando leña para prender el fuego de la cena. Nada de esto me identifica pero sigue en mí de una manera imposible. Mi intriga crónica es saber si la vida me cambió o yo lo decidí o si fue una mezcla entre voluntad y resignación. Me siento unida a un colectivo de mujeres eterno y todo terreno. Pienso en el perdón. Pienso en vos y pienso en el paso del tiempo y el perdón, eso, que sé yo, te extraño mucho
-- Almohada caída
Esta noche mojada y sin dueño llena del silencio de quienes uniformados, uniformadas no se asoman al desnudo a la libertad que ofrecen por unas horas las sábanas y las estrellas.
Ahora pienso en un largo camino de raso rojo por donde desfilan mis nuevos pensamientos una larga hilera de flores y copas teñidas de vino evaporado.
Espero dejar color al irme como deja el vino en la boca.
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