Las caras
- Escritura Virulenta
- Jan 29, 2021
- 2 min read

¿Qué lado habrá visto mío? – así lo pensé y así decidí empezar el relato: con una pregunta mal formulada. Para los tontos, mi lado derecho; para los otros, mi izquierdo. Y es que estuve pensando sobre las dos caras. Las dos caras de la luna, la que enseña y la oscura. Así.
Cuatro. Invierno 2011. Courntey Place, Wellington.
Enfadada. Herida de orgullo paseo mi helado por las calles.
- No me ha querido sellar dos conos por llevarme un litro!! Qué iiiimbecil! or something similar but in English.
Sam se ríe con su risa de cabrito. Es un Sátiro. Camina como si en cualquier momento se fuera a caer. Demasiado despreocupado para mi mal genio.
- Eres tan graciosa. ¡Tan europea!
Se ríe de mi cambio de humor tan repentino. De la importancia que me estoy dando como clienta frecuente a la que no se le concede su capricho. Europea, me ha llamado: eres tan europea.
Punto de inflexión.
Hoy he visto en el espejo mi lado europeo y las antípodas.
Mi perfil izquierdo:
hola, soy Yolanda. Europea. Tengo el mal genio de una parisina, de una alemana. Soy altiva
Yolanda?
Sí, por qué no.
Mi lado izquierdo, pensé: hay gente que se debe enamorar de mi lado derecho y otras prendar por mi izquierdo.
En el espejo lo he visto claro. He hecho ese ejercicio que deben hacer las actrices para conocerse bien y he encontrado varios personajes en él.
¿De dónde procede la verdad? ¿quién decide cuál es la interpretación corriente? La hay, hay una verdad popular. Popular. No del vulgo, no cristiana o religiosa. Hay una verdad común. De ricos y pobres, de amables y rudos. Hay una verdad que no se quiebra.
En el espejo vi la cara de lo que podía llegar a ser, lo que parecía que pretendiera y lo que era. Me reí de mi reflejo exigente: te comió la europea, me dije.
Me reí de mí, pinchi europea asustada por una jauría.
Hoy empezó la recolecta de mí. Voy a empezar a quererme.
Tres. Primavera 2020. C/ Zurita, Madrid.
Parece que necesito tiempo para pensar. No sentí esto en 30 años y ahora me sorprende esta reacción. ¿Ya siendo tan crecidita se te ocurre, de pronto, que necesitas tiempo para pensar? Ay, no, chiquita.
¿Qué tantas capas tengo encima de mí? Me impero, me impero, me impero, meimpero. Todo hasta cavarme. Hasta partirme en dos más.
Dos. Verano 2000. Ibi, Alicante.
Este verano empezamos a beber alcohol. Nos emborrachamos y besamos con chicos. Es el primer verano que somos mayores. Llevo pantalones vaqueros acampanados. Se llevan los rojos y el blanco.
Los chicos mayores nos empiezan a considerar. Llevo horquillas en el pelo.
Verano del primer novio, de la primera carga.
No me acordaba de aquel verano en que aún tenía cara de niña.
Uno. Otoño.
La que fui, la que soy y la que seré. Mi lado izquierdo y el derecho. A la última persona a la que quise lo hice de frente. Una expresión nueva. E hiriente.
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