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La carta astral

  • Writer: Escritura Virulenta
    Escritura Virulenta
  • May 22, 2020
  • 9 min read

Updated: Jun 18, 2020

Cuando nunca has compartido espacio con nadie más que

lleve tu nombre: tu nombre eres tú.


Alejandra Duarte tenía un altar a su padre en la barra americana de la cocina. Flores de cempasúchil, catrinas y guirnaldas. EN el lado del salón una mesa de madera clara me aguardaba con un termo de café y una taza de cerámica blanca.

- Si quieres té tengo el agua lista.

Me siento con vistas al retrato en blanco y negro de este galán. ¿Los muertos son nuestros o somos nosotros de ellos?

- Vamos a rellenar tu ficha.

Alejandra empieza a teclear mis datos en una compu de 13 pulgadas que no soporta más que el Windows 95. Tengo curiosidad por ver el documento donde anota la información que le doy pero no veo más que una hoja digital blanca. Sobre la mesa mi teléfono registra toda la dinámica, no con fines periodísticos, sino para que tenga un registro de la lectura astral que me va a transcribir.

- Toda la información está ahí, nomás hay que saber verla.

¿Fecha de nacimiento? El nueve del nueve del ochenta y seis. ¿Hora? Las 14:25. ¿Lugar? Hasta hoy había pensado que mi nacimiento fue a las 11 de la mañana, por primera vez veo en una foto digital enviada por mi madre a mi teléfono, el primer documento que prueba mi paso por este mundo. 3200gr.

- ¿Vienes pues por la lectura de tu cumpleaños, verdad?

Confieso que no tengo ni idea. Sinceramente no sé qué es eso de la lectura astral, ni de los servicios que Alejandra ofrece, ni nada más aparte de que sí es de fiar, sí augura algunas cosas, el precio y la hora a la que tenía que estar en la dirección indicada.

Con paciencia y dinamismo me explica: la carta natal me dice el cómo soy, los rasgos característicos de mi personalidad, los cuales están en constante evolución. La carta de mi cumpleaños hace la lectura de cómo los planetas y astros me afectarán este año en base a cómo me influenciaron en esa llegada al mundo, en base a esa primera bocanada de oxígeno a las 14:25h.

Signo del zodiaco: virgo, ascendente sagitario y escorpio. Para agnósticos literarios qué quiere decir esto: virgo: conservador, ordenado, estricto, demandante, controlador, líder nato; sagitario: bohemio, el músico, el viajero, el que escribe, ligero, despreocupado, abierto, relajado; escorpio: directo, perseverante, estricto, tenaz. Eso parece, si me preguntaran si todo ello describe mi carácter diría que sí. Todos y cada uno de esos adjetivos. ¿Qué tan alto sería el porcentaje de gente que se identificaría con ellos? Alejandra me seduce y hasta me emociona en algún punto. Me fascina la capacidad que tenemos de manipulación cuando nos estimulan el ego. Yo, yo, yo. Durante dos horas no fui más que yo: has venido a dejar una lección. Enseñanza, diplomacia, sociología, historia, geopolítica. ¡Te va a ir de maravilla este año! Y en cuanto a la lana, ¡qué bueno! Impresionante, sobretodo diciembre y enero, pero ten cuidado con lo que firmas. Amores, ¿estás casada? ¿sales con alguien? ¿tienes hijos? Aquí pasa algo con tus ovarios, ¿te has hecho ya la prueba del papiloma? Embarazo no deseado, ándate con cuidado. En amores te llega tu hora, chica. ¿Qué opinas del matrimonio? ¡Te hubieras visto la cara! Bueno, aquí tienes una cruz, tienes que enfrentarte a ello y ver si es por miedo o por vocación. Ahí que ves que no, que eso del matrimonio no es para ti, te pones las tenis y ¡chin, sales corriendo! Pero tienes que descubrir eso, no te quedes con las dudas. Este año problemas de comunicación, pero son tus 33, la edad de Cristo, Cristo porque cristalizó su propósito, tú también lo vas a hacer, vas a asentar las bases de tu vocación, estabilizar los ingresos. ¡Uy, la lana, hermana, qué bien la tienes este año! Perdona, para la grabación que conteste al teléfono.

Yo, yo, yo. Estoy en México, en Mexicali, a tres calles de la barda, a seis de mi antigua casa con Txus, a doce de la garita de San Pedro en la que necesitas un visado para entrar al cielo. El galán me mira sobre el hombro de Alejandra. Este año cristalizo, meto gol, me gano la lotería, me nace un niño, encuentro al amor de mi vida, pero nada de drinking, chamaca, nada de porrito y evasión, y trabaja mucho la comunicación en todas las esferas. Hay algo que puede que estés somatizando. Algo en el colon, en los intestinos, en el hígado, en las anginas, ¿todo bien con tus esteroides? Puede que haya algo con la circulación, cuidado con los huesos, ¿alguien de tu familia tiene osteoporosis?

Amor, amor, amor, se repite constantemente en este tema. Mujer, yo ya sé que esto es por vocación. Yo quiero amar y dejarme amar, quiero un hogar, quiero un compañero, alguien que me acompañe en mi profesión, que me comprenda, con el que crecer ligera. Alguien, sí, como dices: inteligente, que hable varios idiomas, abierto como yo.

El amor siempre es parte de mí. No sé vivir sin estar enamorada. No sé escribir más que de amor e injusticia, insignificancia, vulnerabilidad, geopolítica, contradicciones del alma humana. Amor , pasión y fracasos. Escusas con las que justificar esta insignificancia.

Voy a encontrar un hogar. Dice que al fin voy a establecer una base desde la que moverme. No me puedo imaginar dónde. ¡¿Dónde!?

Por la noche vamos Daniel y yo a casa de Miguel y Karen, hace cuatro años que no nos vemos, desde que dejé a Txus y me fui de Mexicali. Me reciben con una sonrisa: Irma, ¡qué sorpresa! ¿qué haces aquí? Otto, su hijo, ya tiene cinco años. Es hermoso. Despierto, risueño, estudia japonés por su cuenta y es el único de su clase que sabe leer. Hazme un libro, papá. Le imprimen hojas de caligrafía japonesa y se sienta a nuestro lado a practicar. La noche es templada, como la luz que ilumina el jardín de cactus donde estamos fumando. Karen y Miguel están haciendo un inventario de cactus mexicanos. Esa zona de la casa es realmente armónica, nos envuelve la serenidad y la agitamos con bromas y risas.

- ¿Cómo te sientes al estar aquí de vuelta?

- Como si nunca me hubiera ido. Como si esos cuatro años tan convulsos que he sufrido no hubieran pasado nunca.

Agradezco el calor, la simplicidad creativa, contemplar la camaradería de los que se quedaron, de los que resistieron al tedio cotidiano. De los que supieron crecer en él. Lo admiro y me alegro de poder ir y volver. De poder verles crecer de tantito en tantito y no cada día. ¿Los volveré a ver?

Regreso a mi amor bosnio, a mi superviviente de infancia, regreso al abrazo firme que emula el que se dan Miguel y Karen, del que recojo la esencia en mi despedida. Un hogar, uno donde mis libros acumulen polvo, en el que pueda relegarme a escribir en el sofá como ahora hago.


Despertamos de nuevo en casa de los padres de Daniel. Yo en su cuarto de adolescente: claquetas de cine, sábanas de shopping mal estampado New York. Catalina, su hija, corretea por el pasillo provocando el juego. Es domingo y al igual que en los otros días de la semana los adultos estamos cansados.

Catalina porta una nostalgia muy grande y una búsqueda de afecto estruendosa por lo silenciosa que es. Cauta para no molestar.

Preparamos el viaje de regreso a Tijuana. Daniel se va a trabajar a Ensenada y me encuentro con la Irma que se ocupaba del cuidado de niños, esa Irma que había dejado atrás hace unos años. La que cocinaba, limpiaba, leía, se cultivaba y vivía tranquila.

- Te has exigido algo, has visto que puedes hacerlo y ahora le vas a bajar dos rayitas, como al volumen.

Sé interpretar a la perfección este augurio de Alejandra. Sé a qué se refiere. Basta ya de tanto trabajar. Voy a invertir sí, y no en la casa ni en el coche. No. Voy a invertir más en nuevos proyectos: sociología, diplomacia, geopolítica. Sí, en más investigaciones.

Cata me busca, me abraza, le gustan las historias y juegos que le propongo pero no sabe crear, no sabe inventar. La ducho, le peino, le quito el negro que dejaron las curitas en su piel tan frágil. Se duerme abrazada a mí viendo una película de dr. Seuss.

- Estás en continuo aprendizaje, no te puedes dejar tranquila, relajarte…

No sé sobre el futuro pero todo lo que Alejandra dice de mí lo acierta al 100%, ¿cuál será el porcentaje de aludidos?

Matej me llama diosa, boginja. En un mes estaremos durmiendo juntos en Barcelona y siento todo este viaje como un camino hacia él. Hacia el refugio de ese amor que me profana.

Las gracias se quedan cortas en esta bondad. ¿Es cierto que me va a rescatar de esta soledad? ¿Cómo es posible que pueda ver algo en mí después de tanto rechazo?

¿Qué ha pasado con ese amor subversivo de Occidente? Ese amor que se erigió como desprecio a una vida pragmática y quiso apostarlo todo al instante presente. El que quiso elegir quién y cuándo y que ahora simplemente se quedó en cuántos.

¿Cuántos amantes necesitamos para desvincularnos de nuestra soledad?

Sí, he tenido decenas de amantes estos años. Sí, he jugado duro, he sido combativa y hasta me he podido enamorar cada semana, cada mes, de alguien distinto. Y aún ahora. Aún ahora que me duele tanto el seguir defendiendo mi zona sigo despreciando de tanto en tanto el amor de Matej por un puñado de otros cuantos.

- El virgo y el escorpio son pickies. Este año vas a hacer casting, vas a ver cosas que ya has vivido y vas a saber enfrentarte a ellas.

He vivido: he vivido novios que fuman mota y no hacen nada. No me toca evadirme. Eso no quiero. Quiero un novio resolutivo, ágil de mente, comunicativo. He vivido novios dejados, que no detectan que la casa está sucia, que no cuentan conmigo al hacerse la comida, que abren la nevera y no saben inventar una receta. No quiero esto. He vivido novios que no les gusta trabajar. No, no quiero más niños en mi vida. Me enfado por no saber qué hay en mí que atrae este perfil y que es rechazada por los otros. Lo sé, mi vida no es convencional, no soy chica de oficina y jamás lo seré. No soy hasta ahora chica de burocracia, tal vez por no ser de aristocracia. Tal vez por no creer en el futuro de una sistema gubernamental que nunca me dio más que inseguridad. Soy solvente, valiente y pecadora por ello. No quiero niños en mi vida. No quiero huérfanos en busca de madre. Quiero a alguien elegante que no sea ostentoso ni altivo, que esté lejos de la superficialidad porque haya entendido la armonía de la estética. Quiero a alguien ambicioso en la bondad, cuidadoso en la palabra y que me enseñe todo lo que aún no he sabido valorar.

- Va a ser alguien más estable que tú. Con un fuerte ingreso económico.

La primera idea me encaja con Matej, esto es lo que me puede enseñar. ¿Ingreso económico? Exclamo en silencio: ¡pero si es bosnio! Me pregunto si pudiera tener un buen sueldo fuera de Bosnia. Es muy trabajador pero me preocupan dos cosas: una es su apariencia, es descuidado, tiene aspecto frágil, inseguro; dos: siempre ha vivido en Sarajevo, desde el 94, muchas vivencias, mucha camaradería, mucho apoyo social, ¿podría sentirse feliz en otro país? ¿Cuánto tardaría en aprender la lengua? Yo pienso quedarme en España, no me seduce mudarme a Sarajevo, a ningún país donde no pueda practicar el castellano, la lengua, la escritura, la comunicación que tanto me realiza, me alimenta, me embriaga.

- La virgo, la analítica, la rígida, la mental. Este año vas a trabajar en el dejarte llevar. En el soltar la rigidez que tienes impuesta.

Sí, hace tiempo que quiero disfrutar más de la sencillez. Disfrutar de la admiración que Matej me procesa sin pensar en todo lo que representa nuestra unión, en si me aleja de mi ambición, si me encasilla, si me clasifica en la vulgaridad, en la plebe…

¿Por qué sufro esta exigencia constante? ¿No me podría simplemente dejar ser?

- Cuidado con la madre. La manipuladora, sobreprotectora, que te quiere llevar para su lugar.

Mi madre, la pragmática. Mi familia matriarcal con eternos problemas con los hombres. Cada vez entiendo menos de psicología. Ando con una búsqueda personal a través del mundo y mis intereses. Para ello tengo que romper con los convencionalismos meritocráticos agnósticos europeístas.

La guerra existe. El mal campa a sus anchas por el mundo. Somos finitos y sorprendentemente la bondad es más grande que nosotros. La luz ilumina la oscuridad. El misterio de la naturaleza todavía es más grande, más inmenso, que la poca verdad que hemos conseguido descifrar. Hay minerales, cactus, plantas, huracanes… que forman con precisión matemática figuras geométricas.

Y hay melodías compuestas por el hombre, poemas escritos por la mujer, ideas de destruir lo binario, razonamientos inclusivos que escalan a lo jamás descrito.

Mis convencionalismos son los que me han dejado varada en la vulgaridad. Los que me llevan a que use estas palabras. Yo soy individual y común en mi insignificancia. Un presente continuo invariable e incierto. Un perecer cargado de miedos y dudas. Un practicismo que se yergue en la maraña.

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Escritura Virulenta   2020

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