ESCRIBO
- Escritura Virulenta
- Apr 4, 2020
- 2 min read
Un selección trenzada de poemas escritos en tardía adolescencia. Se presentó la ocasión para traer al presente narraciones que eran del pasado y resignificarlas en el contexto actual.
La Pamuk de entonces resuena en la Pamuk de ahora.

ESCRIBO
antes siento el pálpito de mis muertos
la espera del viento que viene de lejos
y dicta
una llamada a medias
y ahora son garabatos lo que escribo, son plumas
mojadas sobre el suelo.
Si quieres tener rojas las mejillas
como entregadas baterías de jazz ardiente
más vale que le concedas a los viejos
este baile,
que mires luego a las locas del público
te hagas la enferma
les aburras por sorpresa.
A nadie le importa la ocupación
antes de la guerra.
ME FUI A VIVIR al lenguaje
de una forma desplazada
y omitida
un patchwork de exilio y suicidio.
Cada palabra
sin embargo
era un compacto rescate:
“Aquí
vivo
yo”.
A LOS DISCÍPULOS:
El miedo a la muerte de aquel octubre
me dejó la prisa por entender
uno de tus poemas
en una única lectura.
Es inminente
no puedo
vivo.
EL DÍA ES UNA ESPADA.
geométrico como su propio reflejo.
No por aquello de la piel y el frío estériles.
No por la travesía milimetrada de pavor.
No por el matadero.
Qué equívoco.
Una espada es un propósito.
Puede ser también un declive. Un cielo abierto.
Es sin duda
un aullido cómico.
GERUNDIO
Sólo el anonimato
me da esta presencia.
En el circuito me acostumbré a lo que quedó
después de la renuncia.
Ahora voy renunciando
a la mitad
de la mitad
de las cosas.
LOS SERES HUMANOS
nos dejamos
para volvernos seres
que no se han marcado jamás la piel
que han vivido en cuarentena
en las mejores fiestas
que han permanecido mudos
en las más grandes confesiones.
En las sectas no hubo vínculo.
Todos los seres
ni uno se libra.
Tú y yo,
tuvimos palabras en común
hubo hogares que nos olieron igual
incluso robamos tiempo a la médula
nos tocamos
hacia dentro
desde dentro
Pero tú y yo
nos hicimos humanos
callados
adulterados.
Tan jóvenes.
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