Ella es níquel, es canela
- Escritura Virulenta
- May 22, 2020
- 2 min read

“Ella es níquel, es canela, un elemento, una especia…sazón tremenda”
Siempre quise que me escribieran una canción y a pesar de no ser este mi disco favorito de Nueva Vulcano, esta canción siempre me ha parecido especial.
Olvidé guardar mi vanidad en el cajón y abiertamente confieso que sería un sueño que alguien me dedique una canción, y que piense que soy canela, magnética, cosa fina y exquisita.
He sido nombrada como Nat con canela e inmediatamente me ha venido a la cabeza esta canción, no soy mucho de consumir canela y mucha gente piensa que no soy nada dulce, cuando el realidad soy más blanda que la mierda de pavo y todo absolutamente todo es coraza, como la de una cucaracha. En Galicia hace mucho de todo y había que protegerse…
Natalia es un nombre especial, todas las que conozco son personas únicas. No me hace falta saber el significado etimológico para sospechar que es una alegría tener alguna Natalia en tu vida, también es punzante y a veces complicado sobrellevarlo pero así son las cosas que se desmarcan de las demás.
Cuento con una especie de sinestesia metafórica con la N, no se me da tranquilidad y una atracción por todos los nombres que comienzan con la N, cuando quería ser madre siempre pensé en llamar a mis retoños Noa, Nora… siempre nombres femeninos eso sí.
Una vez planteé un problema como los del cole: Un tren sale a las 13,30 de la estación de Atocha en Madrid con 3 Natalias, ¿ A qué hora descarrila?...
Siempre he considerado el nombre de Natalia demasiado largo y por ello me he quedado con mucho cariño la abreviatura de Nata, que no es canela, pero me gusta mucho. Tengo un tatuaje de un dibujo hecho por mí, se trata de mis yoes e intenta ayudarme a definir mi identidad. Son tres caras que representan a Nata, a Nati, dulce y comprensiva y como no, Nato. Contradicciones de una identidad.
Ahora ha aparecido un cuarto en discordia, Nat con canela, y además escribe, como mi abuelo, no me cabe duda que es el mejor homenaje que le puedo hacer, además de llevar su chaqueta de lana hasta en verano. Gracias Irma, nunca imaginé que tendría un pseudónimo como los escritores de verdad.
Es raro hablar de uno mismo, de cómo hacemos nuestros los nombres y la sinestesia metafórica que acarrean.
Hoy he sacado a ventilar la vanidad del cajón.
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