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Compendio para avivar el alma

  • Writer: Escritura Virulenta
    Escritura Virulenta
  • May 29, 2020
  • 7 min read

Updated: Jun 8, 2020


¿Se puede empezar un texto con una pregunta? Me enfrento a la duda que no es el cómo empezar el texto, sino la materia a tratar. Materia, voy a concentrarme en ella: una papaya jugosa, una fruta de la pasión, un lichi, la curvatura de un melocotón, todas estas imágenes pasan por mi mente mientras me ciño la camisa de seda a la cintura, aprisionada por el cinturón de cuero. Frente al espejo me tiembla el pulso al colorear el pico de mis labios. Obscenidad: el placer reside en la mente. Agarro todo el grosor de mi cabello, que se envuelve dócil en mis dedos, lo elevo para darle volumen. Aspiro en una bocanada todo el aire de la habitación antes de perfumar mi cuello y en ese gesto de dejar que se le rocíe me doy cuenta de la fuerza de este nexo que conecta mente y corazón. Cincelo la escena abrochando el reloj minúsculo a mi muñeca, debe haber algo que controle el devenir de la vida. Tengo 35 minutos para llegar a la consulta donde tengo que hacer la entrevista.

La correa de mi gabardina ha vuelto a sufrir el riesgo de quedar atrapada entre las puertas del vagón. Miro a mi alrededor y aunque hay varios huecos para sentarse decido reposar las ideas de pie. Me aferro a la barra porque noto mi mano sudada y las rodillas leves. El reflejo del metro siempre muestra lo mejor de los rostros contra los que atentan las luces halógenas. La mirada de un joven diez años menor que yo me aterriza y me concede la aprobación sobre las decisiones tomadas para llegar hasta este justo instante. Dejo mi huella marcada en el metal y salgo atravesando la ventilación del metro.

La consulta es aséptica pero por suerte la iluminación es algo más grácil. Espero lo que dura un pellizco de media y un recoloque de cabello alborotado cuando la pequeña enfermera abre la puerta con una sonrisa forzada que me conduce al despacho del doctor.

Qué no sabré yo sobre el tema a tratar y sin embargo necesito una pauta científica que me estructure el miedo al texto. Muchas gracias por recibirme, un placer, no tardaremos mucho, como le comenté por teléfono quería que me comentara sobre el punto de vista científico de lo que se genera en… el orgasmo. Dejo mi bolso en la butaca de al lado: cuero negro, mesa de roble, pluma italiana, folio de gramaje de color sábana de seda en hotel mediterráneo. Durante el acto sexual se genera una tensión tal… Acomodo el clítoris entre mis piernas y el cuero del asiento, entre el aire sólido que trago y la brisa que recorre mi brazo hacia los dedos que sujetan el bolígrafo que rasga las ideas principales en la libreta. Sobre la mesa la grabadora registra el resto.

Le petit mort, un trascender, la cópula lleva a la cúpula a los amantes, la cúpula más alta es la de sus retinas. Llegar a mecerse en esta aureola es lo más lejos a lo que jamás alcanzarían a llegar. Me obligo a concentrarme en el manual de ginecología del doctor K. porque para ello vine, sin embargo mi miedo se está materializando: soy incapaz de ello. El texto me espera sediento y no tengo palabras que sacrificarle.

Recurro a Octavio Paz: un instante diminuto e inmenso, que dura lo que dura un parpadeo y es largo como un siglo.

Si no hubiera movimiento los cuerpos no se percibirían -evoco esos segundos de tregua tras una primera estocada en los que las miradas ascienden a un desafío de merengue - Es el movimiento lo que hace que los participantes recuerden las partes de su cuerpo – el recuerdo, ¿si no hubiera imagen registrada hasta dónde podríamos llegar?

- Doctor K., en su explicación ha dicho algo que ha llamado mi atención. Ha dicho que la tensión sexual es una necesidad que afecta al alma la cual necesita desprenderse de ella.

- Sí, así es.

- Lo que me sorprende es que utilice el término alma. ¿Qué sería el alma desde el campo científico?

- Bueno, el alma está presente cuando se practica el sexo con la persona amada.

- ¿Quiere decir entonces que en otro caso el alma no estaría presente? – me pregunto si acaso el alma es un instrumento de quita y pon. ¿Está mi alma presente en este encuentro o acaso está enrevesada entre todas esas escenas que me han traído hasta esta consulta a invocarla? ¿Estaré usando a doctor K. como médium?

- En otros casos habría una necesidad de seducción, de autosatisfacción, sería un acto más egoísta. Para mí, y esto es un aporte personal, la entrega total y, por lo tanto, la completa satisfacción sexual solo llega si puedo imaginarme un futuro con la otra persona. Si los amantes saben que después del acto sexual va a haber una separación llega la tristeza, la melancolía intensa, porque en el acto sexual se desarrolla una búsqueda de esperanza, de realizarse en la otra persona.

La búsqueda de esperanza me encuentra absorta en la contemplación de sus manos. Son delicadas, sus dedos alargados acompañan partes del diálogo pero no son inquietas, más bien sutiles. No lleva anillo. Percibo que los dedos corazón y anular de la mano derecha se mantienen unidos mientras los demás tienen cada uno su propio espacio gravitatorio. Yo no puedo imaginarme un futuro conmigo misma pero sin embargo tiendo a crear fantasías con muchos de mis amantes más prodigiosos, ¿debería preguntarle si esto es normal o me amenazará con el juicio de consulte a su psicoanalista?

- En el acto sexual hay una necesidad de envolver y envolverse en el otro. Las agresiones del mundo quedan afuera y se quiere hacer a la otra persona feliz. El placer también reside en el dar – en el demostrar(nos)- Pero en ocasiones en este acto también se da la violencia. El odio interno sale a relucir en la dominación. Dos almas luchan la una contra la otra, se manifiesta aquí el odio contra uno mismo y hay una representación de las dos fuerzas que mueven la naturaleza: el amor y el odio. El orgasmo puede ser el punto álgido del miedo.

Doctor K. quien ha sostenido una mirada serena durante todo el diálogo desvía por primera vez su mirada hacia la verticalidad del vaso donde una gota de rocío se desliza al vacío. Cada vez que me enfrento a este texto soy como esa gota cósmica que es el resultado de una fórmula alquímica. Cada vez que me enfrento a esta pesquisa hacia el instante tantas veces experimentado y evocado trasciendo a un estado de violencia tal que es capaz de crear el universo entero en mi mente sin que sea capaz de acomodarlo siguiendo el orden estricto de titiritero. Cuando Pandora abrió su caja creó la gran metáfora del orgasmo.

- Hay dos representaciones en la cópula que simbolizan la dualidad natural de las cosas: el depredador y la presa – me detengo semánticamente en el género elegido para estas palabras-. Lo cual no quiere decir que no haya un amplio espectro de variables entre ambas posturas: la búsqueda de opciones define la evolución de las especies. Como le decía, en toda representación natural existen dos fuerzas rivales: el bien y el mal, el amor y la violencia, la luz y la oscuridad… en el sexo, uno de los cómplices y rivales, note de nuevo la dualidad, representaría la rigidez, el dominio, el otro sin embargo es entrega y en esa voluntad de entrega su conciencia sobre sí mismo se diluye, al diluirse se expande, y al expandirse se conecta con lo más profundo y lo más elevado. Esto quiere decir que el acto sexual es un ritual espiritual donde el orgasmo es alcanzar el nirvana.

Trascender, anoto. Estas ideas se conectan con la poca información que tengo sobre el sexo hindú, en el que alcanzar el orgasmo es la derrota. La batalla es lo importante, donde el guerrero demuestra sus habilidades y su capacidad de resistencia. Pienso que el orgasmo no es únicamente ese momento culmen de la petit mort, transitar el camino a la muerte es...

- Gloria

Me sobresalto, vuelvo de mis cavilaciones. ¿Cuánto tiempo ha debido pasar?

- ¿Sí?

- ¿Está usted bien?

Miro a mi alrededor: estoy tumbada en una camilla, percibo mi frente mojada y empiezo a ser consciente de la temperatura y peso de mi cuerpo.

- Estoy bien. Lo siento, últimamente ando un poco…

- No necesita dar explicaciones, relájese, Gloria.

Qué bien queda mi nombre en sus labios, alcanzo a rescatar esta idea. Le hago caso, no necesito nada más que recobrar el aliento, envolverme en el tacto de la blusa y la lencería, en el olor a lavanda y a flores secas de la consulta, entonces me doy cuenta de que hay una mano afable que deja que mis manos la sujeten con fuerza sobre mi vientre.

- Perdone – instintivamente la suelto, entonces la profesionalidad del doctor se disuelve y me sonríe como si fuera mi amigo de aventuras de la infancia. Busca mis manos y las vuelve a colocar sobre mi estómago, me retira el cabello mojado de la frente con la naturalidad del que lo ha hecho antes, me quita los tacones y con la misma serenidad coloca una ligera sábana sobre mis piernas.

- La voy a dejar descansar, no tenga prisa en levantarse. Yo estaré en la consulta de al lado, por favor, no se vaya sin despedirse.

¿Se puede empezar un texto con una pregunta? Me enfrento a la duda que no es el cómo empezar el texto, sino la materia a tratar. Materia, voy a concentrarme en ella: si no hay movimiento los amantes no son conscientes de sus cuerpos. ¿Son conscientes de sus almas o sus almas son conscientes del vacío que las separa? Lloro como suelo llorar en mis orgasmos, me deshago al fin: mi cuerpo ha alcanzado el punto álgido del miedo, está procesando la labor de entender pero no espere, querido lector, que pueda transcribir este estado. La búsqueda es el acto sexual; la derrota, cada caída, es el espasmo del orgasmo, tal vez porque nos conecta con nuestra esencia más básica y al fin aceptamos nuestra vulnerabilidad. Como dice doctor K.: es un acto que representa la búsqueda de esperanza.

La esperanza

hay que buscarla.

La esperanza

debe ser buscada.

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Escritura Virulenta   2020

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