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Santiguarse en Sevilla

  • Writer: Escritura Virulenta
    Escritura Virulenta
  • Jun 5, 2020
  • 1 min read

Sueño tus sienes llenas de ese pasto sombrío. Lo surco con mis manos. Sorbo tus sesos. Sorbo tu sobaco. Sueño en ser silbando. Y sonrío. Y siento tu sonrisa que se estrella. Se vuelve sofoco susurrado. Y seseas algo que no significa. Solo suenas sin más. Sin segmentar las sílabas. Sin hacerme saber qué sucede. Y yo sigo sonriendo. Somos sonámbulos. Sufrimos del sueño y del sentido. Mas la situación nos sobrecoge. Y nos sentamos en la sombra un segundo más. Ahora tú sigues mi senda. Sobre mis señales astrales posas tus extremos. Y esto es tan sagrado, joder. Tan sagrado como santiguarse en Sevilla. Santiguarse en Sevilla sólo suspirando. Sintiendo el suelo que se eleva bajo mis suelas. Sacando lirios bajo tus sábanas. Suave. Eres suave, dices. Asiento. Soy el ser más suave de este solar. Y mis senos son sempiternos, hermano, ¿los sientes? Sondeas esto. Así. Sin prisa. Seguimos. Sometidos al santo sacramento. Sólo la diosa Sémele nos mira y sabe de esto. Suspira y se va lejos. Somatizo tus signos. Serpenteas mis muslos. Te succiono. Me saboreas. Silbo. Salvas. Subes. Saboteo. Solicitas. Suspendo. Solicitas. Solicitas. Asomo. Enredas. Sendero abierto. Sumamos. Seguimos. Servimos. Salamos. Significamos… Soltamos. Solo así, antes de la separación, me asomo al exterior. Las estrellas suenan en adiós y Casiopea me espera en sintonía.


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Escritura Virulenta   2020

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