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No tengo nada (más) que decir

  • Writer: Escritura Virulenta
    Escritura Virulenta
  • May 15, 2020
  • 1 min read


“No tengo nada que decir.”


Me gustó escuchar esto. Yo debería decirlo a menudo en voz alta. Por que siempre siento la necesidad de decir algo inteligente, interesante, o simplemente coherente. Y eso me hastía. Y me hace sentir pequeña y estúpida. Así que, recojo esta frase que hizo que mi ser suspirara al escucharla en boca de una mente que sé que posee todo lo que yo entiendo que debe tener una persona que creí que no diría algo así. Y con ella, descubrí que esa era realmente la cualidad del genio. Recuerdo esa frase como un suspiro de sábado por la mañana. Y siento que ese día ocurrió, pero no caló en mí tan profundamente. Ha sido ahora, después de la consigna de Mel, que me he sorprendido a mí misma, con frases increíbles de todo lo escuchado hasta ahora, y que ésta fuera la más impactante. La que cae como una ficha y hace que comprenda una parte de mí. Esta semana ha vivido en mi cabeza, y me susurra al oído con una voz que intento reconocer, ¿es Pizarnik la que habla? “No tengo nada que decir”. Busco en los dos textos que fueron leídos, actuados y expresados, y sí, está formulada de la misma manera. Exactamente como la recordaba y como ha sonado tantas veces en boca de Aldana. Y siento ese alivio al soltar mi cuerpo, dejándolo caer por completo al terrazo. Gracias Irene, por habitarla y empujar esa ficha. Ahora que ha caído, la recogeré y la usaré como un bien preciado. Sin culpas. Y así, sin más, creo que no tengo nada (más) que decir.

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Escritura Virulenta   2020

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