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La Zarzamora

  • Writer: Escritura Virulenta
    Escritura Virulenta
  • May 22, 2020
  • 1 min read

Updated: Jun 24, 2020



En el café Julio Iglesias entre cruasans y barritas,

leía la zarzamora.

Se lo pusieron de mote porque tenía los dedos

de agarrar buenas moras.

Habló primero a José , el camarero,

luego fue al cartero, que la cubrió de una ristra de cartas

de amor,

llenándola de piropos de la cabeza a los pies.


Decía la gente del barrio que si cada mañana

traía un hombre diferente a desayunar y

de ninguno se acababa de enamorar.

Hasta que una mañana escondida tras su libro

la vieron llorar.


¿Qué tiene la Zarzamora que a todas horas

llora que llora por los rincones, ella que siempre reía

y presumía de que partía corazones?


A un chico conoció y el corazón le ablandó

hasta crearle dolor.

Las mujeres desde las alcobas se esconden tras los tiestos

porque quieren saber quién ha sido el desgraciado

que el corazón de la Zarzamora ha robado.


Cuando sonaban las doce en la Almudena, la Zarzamora

recitaba poemas de Miguel Hernández con

pena y bravura, más nadie entendía qué la llevaba

a declamar con tanta penuria.


Pero una noche mirando desde el viaducto

una mujer se le acercó,

cuando a los ojos se miraron

no necesitó palabras la Zarzamora,

empezó a llover y todo se calmó.


¿Qué tiene la Zarzamora que a todas horas

llora que llora por los rincones, ella que siempre reía

y presumía de que partía corazones?


Al chico algo le pasaba que ella nunca

llegó a descifrar

pero su beso se quedó sellado

en su corazón.


Que el mundo sepa que la Zarzamora se enamoró

de quien no debía

y un precio alto tuvo que pagar.


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Escritura Virulenta   2020

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