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La O

  • Writer: Escritura Virulenta
    Escritura Virulenta
  • May 29, 2020
  • 2 min read


Si tengo que definir mi O grande en mayúsculas recurriría al chino y hablaría de un gaO chaO, con oes mayúsculas también. Pero no se quedaría en su significado literal, la marea alta, si no que llegaría a formar ríos, afluentes y hasta cataratas. También podría usar la petit mort fácilmente, ya que mis extremidades se entumecen y probablemente se producirá una alteración en mi gesto resultando incomprensible, bañado en gemidos extraños que me avergonzarían si no se diera únicamente en el momento más íntimo. Y es que el sonido me lleva, y si no existe lo creo en mi mente. Siempre es ella la que enciende las llamas que van sucediéndose como ondas que suben desde mis rodillas, como vibraciones del bajo de una música estremecedora que aún no llega a sonar, pero la sientes bajo tus pies. Cuando ya es perceptible, cuando la música se empieza a escuchar y cada instrumento hace vibrar una parte de mi cuerpo, mi aparato fonador se ve afectado y deja salir de mí, de mi boca, sonidos de animal indescifrables, sollozos que piden auxilio. Mi cuerpo se alerta, se vuelve irreconocible ‘eso que va a llegar’ y todo se convierte en adrenalina y terror a caer desde la cima. impregnándolo todo, ese deseo a lo inconmensurable que se viene. Que ya viene, que llega, que me voy. Me voy a morir, lo sé. Me voy a morir y a deshacerme en mar viva. Mis piernas se cierran apretando todo el sentir de ese cuerpo en Rigor mortis. Los dedos de mis manos y mis pies permanecen enredados hasta el último suspiro. Dios. Éxtasis. Santa Teresa. Euforia. La beata LudOvica. Sí, LudOvica también lleva esa O mayúscula cincelada. Ella fue esculpida tumbada en su cama con un cojín a la espalda y los pliegues de su manta tapando su cuerpo. Tocándose su pecho y su vientre, con ese rostro de inmaculada satisfacción. Si una piedra tiene que representar mi O en mayúscula sería ella. La beata LudOvica AlbertOni. ¿Qué debo hacer para que me beatifiquen y me esculpan tocándome, para cuando llegue mi hora y se quede enmarcado así mi quererme más real y profundo? Si esa es la imagen de la iluminación divina, yo trasciendo una y otra y otra y otra y otra vez. Labro mi cama y mis cojines, me tallo tumbada sobre ellos, moldeo mi cara desencajada. Los pliegues bien definidos y trabajados son los de mi cuerpo, que se extienden desde la carne al líquido que rebosará de todos mis labios, creando ese mar, cuya marea, no cesará nunca.

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Escritura Virulenta   2020

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